jueves, 28 de agosto de 2008

Perseguido

Tengo frío. Mucho.
Siento que la respiración poco a poco se va apagando.
Estoy encogido sobre mí, pero el resultado es el mismo.
Es el lugar mas seguro. Aquí no me van a agarrar.

Siento voces apagadas, me buscan.
Siento que se acercan... y se alejan.
Sentado en la oscuridad no me van a encontrar.

Tengo que esperar la oportunidad, pero el miedo me domina.
Ya casi no puedo moverme. Me duele la piel.
Los ojos están secos. Las pestañas escarchadas.
Pero no me van a encontrar.

Ya no reconozco el paso del tiempo.
Ya no escucho ruidos.
Intento moverme despacio, apoyarme en el suelo
Aún en el escaso espacio extiendo una mano hacia abajo
y toco algo viscoso...

Me percato de que hice algo mal.
Sé que salir ahora, más que nunca, sería la muerte segura.
Con ese simple movimiento mi destino ha cambiado.
Mi nuevo enemigo es mas mortal que el anterior.

Estoy en mis cavilaciones, decidiendo qué hacer
cuando una luz se abre de golpe enfrente mío.
Me descubrieron, pero ya no me importa.

Sólo basta ver a mi madre, con la mirada azorada
dirigida a mi mano encima del flan para sus amigas
mientras la voz chillona de la nena que abrió la puerta grita:
"Piedralibre para Juan escondido en la heladera"