viernes, 9 de abril de 2021

Improvisar

 Levantó la cabeza de la pantalla y la vio tirada en el sofá, boca abajo, leyendo.

No sé si fue la tenue luz filtrada en las cortinas del salón, o el silencio provocado por la ausencia de los niños que estaban en la escuela, pero recordó lo poco que improvisaba últimamente.

Ese pensamiento dio paso a otros más lujuriosos. Se levantó y se acercó sin mucho sigilo. Ella no lo escuchó con sus auriculares puestos.

Se paró a su lado, un poco por detrás, y pasó su pierna por encima, para caer sentado pesadamente sobre la unión de sus piernas y sus nalgas, pensando en asaltarla a besos en la nuca mientras le hacía sentir el pecho en su espalda.

De repente, apretó las mandíbulas del dolor, que además lo dejó inmovilizado. Una sola frase ocupó todo su pensamiento: "Qué pendejos hijos de puta! Cuántas veces les dije..."

No era la primera vez que pasaba, pero ésta era la peor...

Se deslizó lentamente, como pudo, hacia el suelo. Un hilo de sangre comenzó a deslizarse desde su rodilla hacia su empeine.

Ella se quitó los auriculares. - "Llamá a emergencias", le dijo él, sin poder separar los dientes del todo.



Y aquí estoy, en urgencias, esperando que el médico mire la radiografía. 

Ya me quitaron los dos legos que me clavé en la rodilla y que estaban en el sofá, a pesar de haberles dicho a mis  -ahora desheredados- hijos que no los dejaran en cualquier lado. Y deseando volver a casa para poner todos sus juguetes en venta.