lunes, 18 de enero de 2021

Vencimos al COVID-19

 Y finalmente, un día vencimos al COVID19. Una década después de que apareciera.

Primero se intentó que la población fuera responsable, que se comportara como una sociedad y se dejaran de lado los egoísmos. Ilusos!

Luego salieron las vacunas. Y los antivacunas. Lo que la ciencia iba haciendo los estúpidos iban deshaciendo. Y en los tiempos de hiperconectividad, los estúpidos se multiplicaron por millones.

Por suerte los estúpidos, por más que fueren, no fueron suficiente para detener las vacunas, así que tomaron la posta los políticos y sus consabidas artimañas. En algunos países, para una vacuna de dos dosis ellos decidieron que una dosis era suficiente, y con la misma cantidad vacunaban al doble de personas.

Por suerte se supo y la presión popular los hizo volver atrás.

Pero era sólo el comienzo.

Un camión con la refrigeración adecuada era necesario para transportar la vacuna, pero también era caro. Comenzaron con unas cuantas decenas de camiones sin refrigerar. 

En flotas de miles, nadie se dio cuenta a tiempo, y de esos pobres infelices a los que el azar les proveía una vacuna inservible, una fracción murieron. Los choferes no tuvieron cargo de conciencia al cobrar para mantener la boca cerrada.

Luego los sistemas de almacenaje, unos cuantos sin refrigeración representaron unos dólares más al bolsillo de los inescrupulosos. Otros miles de muertos en el mundo. Los dueños de los almacenes tampoco tuvieron cargo de conciencia. 

Finalmente la codicia llegó a los laboratorios. Directamente empezaron a fabricar vacunas placebo, por la mitad del costo. Murieron unos pocos millones. Los científicos también durmieron sin problema con los bolsillos llenos.

Pasaron años sucediendo éstas y otras maniobras, muriendo algunos, cobrando otros. Hasta que finalmente hoy, 20 de Enero del 2030, el número de contagiados menos el número de muertos alcanzó (mas o menos, porque los números tampoco son confiables, por razones obvias) al número de vivos.

Todos los que estamos vivos ya tuvimos el virus, y los que nacen ya tienen los anticuerpos. El resto murió.

Finalmente vencimos al virus. 

Pero todos los que perdimos a alguien (y los que no) esperamos con ansias las vacunas para la estupidez, la codicia, el egoísmo y la corrupción.

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